...

White·Devil: No entiendo a mis contemporáneos. No entiendo a mis semejantes...

29.7.10

Llantos de un hombre IV; El lamento de Madeleine.



Esta es una carta sin remite. No tomadme en broma, pues lo que tengo que decir es importante. Sé que las cartas de cuales no se sabe procedencia alguna acaban en un montón, rodeada de cartas iguales, si no llegáis a leerla, no podréis decir que no intenté hacer saber su paradero.

Las mujeres son hermosas. Las mujeres atraen a los hombres, para eso son hermosas. Y una vez los atrapan, a una gran mayoría les puede hacer sufrir, pero ellos, pobres ilusos, perdidamente enamorados y confiando plenamente en ellas, se arrastran detrás.

A la mujer que me dio la vida. No sé cuándo cambiaste. No sé por qué, no se nada. Esperé paciente junto a aquel hombre que lloraba en mi hombro por las noches. Ya, él no tenía miedo, ni sentía vergüenza, sólo me pedía piedad, compasión, ayuda. Solo quería un hombro para apoyarse. Bien, yo se lo di.

Y a vosotros, quienes la buscáis a ella. Lo siento. Fue instintivo. Los animales tienden a proteger sus vidas, y la de sus familias. Y mi padre necesitaba ayuda. Y yo misma me pedí ayuda. Me negué a darle otra oportunidad. Quizás es lo que debería haber hecho, quién sabe. Ahora ella ya no está, y no se puede hacer nada. Paradero desconocido por el momento, bien, me gustaría desvelároslo, pero mientras escribía esta carta, han brotado de mis ojos las más amargas lágrimas que nunca he llorado, pues el odio que he sentido hacia ella se ha vuelto en mi contra.
Sabed. Era mi madre.

Y yo la he matado.

KFU

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regaladme palabras.

Asco de vida!