...

White·Devil: No entiendo a mis contemporáneos. No entiendo a mis semejantes...

30.7.10

J&J. Tres no son multitud.



Se preguntaba por qué Jane a pesar de no haber vuelto a verle, seguía riendo. ¿Acaso él no significaba nada para ella?. No, de una extraña forma, sabía que Jane estaba completamente segura de que volverían a encontrarse.

Y siempre seguía a las dos chicas por la calle, con cierta distancia de seguridad. Y las veía reír, abrazarse. Pararse en las esquinas y besarse tímida y apasionadamente. Y él ardía por dentro. No estaba seguro de poder soportar cómo las dos niñas que le habían cegado con sus bellas sonrisas las fusionaban en una sola.

De otro modo, siempre tuvo la sensación de que Jane y Jasmine sabían que las seguía. Algunas miradas de reojo, susurros bajos y risas contenidas las delataban de vez en cuando. Al fin y al cabo, eran como niñas pequeñas.

Les gustaba jugar, saber que eran queridas. Les gustaba estar juntas. Y estar con él. Por lo que esperaban pacientes día a día, a que alguna vez, él tuviese el valor suficiente para romper la distancia, pequeña, pero infinita, que les separaban, y uniese sus manos a las que ellas mantenían agarradas.

Y yo creo que esta vez es la definitiva. Es la hora. Él ha dejado de lado sus miedos. Por primera vez en mucho tiempo le veo esperanzado, seguro de sí mismo. Luchar por lo que quiere. Entre la multitud, esquiva a la gente que va y viene, pero él, pobre extraño, contra el gentío no hace más que ver como su oportunidad se aleja a medida que sus pies se mueven.

Sin más remedio que seguirle, este pobre niño ahora despierta en mí una lástima desconcertante. Lo que yo haya pensado de él ahora ha caído en el olvido, pues se que más importantes son ahora sus sentimientos que los míos. Armada de valor y oculta en mi capucha, prefiero ayudarle hoy y lamentarme mañana, que no lamentarme hoy, y mañana.

-Ven conmigo.
-¿Quién eres?
-Tú solo acompáñame.

Tan rápido como agarro su mano lo llevo por las calles ocultas de la ciudad. Sí, sé que es un error. No, no es un error. ¡Qué más da!. Atajando por este puente saldremos antes que ellas.

-Sigue recto. Llegarás donde ellas acaban su recorrido unos minutos antes. Piensa bien las palabras y cuéntales lo que sientes. Espero que seáis felices.

Me ha dado el tiempo justo para verle quedarse de piedra. Mientras me daba la vuelta y emprendía mi camino hacia el olvido, él no ha reconocido mi voz. Falsas esperanzas rotas una vez más. Pero sé que él va a ser feliz. Me he girado una última vez, y ahí está él, frente a ellas. Mientras ellas, sin reparar en su presencia, continúan riendo, mirándose una a la otra.

Qué bonito resulta no escuchar la conversación, porque sólo puedo ver, e imaginar palabras perfectas que él no dirá, pero que en mi mente quedarán grabadas como palabras perfectas. Él, con un gesto irresistible y natural de chico indefenso, inocente y arrepentido, ha torcido los labios en una irónica aunque preciosa sonrisa, y ellas se han lanzado a sus brazos. Esta noche es diferente, esta noche escribiré mi última carta.

KFU

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regaladme palabras.

Asco de vida!