...

White·Devil: No entiendo a mis contemporáneos. No entiendo a mis semejantes...

3.8.10

Equilibrio.



Dar vueltas sin sentido se había vuelto de repente algo indispensable, y a la vez doloroso. Bajó las cinco plantas que la separaban de Darach saltando los peldaños de cuatro en cuatro y se lanzó contra las puertas que la separaban de la plaza. Pero Darach ya no estaba, miró hacia todos los lados, gracias a su rapidez, o buena suerte, vio la parte trasera de su gabardina oscura girando en una esquina, y corrió tras él tanto como le permitieron las piernas.

"No puede ser verdad" Era la única frase que resonaba en su interior. Sentía una oleada de sentimientos indescriptibles, una mezcla entre ansia por verle, felicidad, odio por estar engañada y lástima por haber sufrido. Giró la esquina, pero Darach se había desvanecido en ese callejón sin salida. Asombrada, pensó que quizás todo era una ilusión. Pero, entonces ¿por qué seguía manteniendo la carta entre sus manos?

Desesperada decidió dar vueltas sin rumbo, como tantas otras veces había hecho. Y cayó la noche sin que ella pudiese siquiera percatarse, se envolvió en un manto de estrellas que apareció de repente cuando volvió a levantar la vista del suelo. Como si alguien hubiese detenido su mente, pero no sus pies. Ahora solo le quedaba buscar consuelo en su misterioso acompañante nocturno.

La colina de siempre ya estaba ocupada, él estaba ahí, tumbado junto al viejo roble y mirando hacia las estrellas. Desde esa distancia se veía la ciudad completamente entera. Lilly, sin saludar, se tumbó junto a él y miró de reojo cómo brillaban sus pupilas a la clara luz de la noche, la luna y las estrellas. Parecía que en sus ojos habían anidado las estrellas que un día dejaron de brillar en el firmamento, cuando se dio cuenta de que él lloraba.

KFU

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