
-Acércate, si te atreves.
La tensión del ambiente se calmó poco a poco. La figura sin rostro acercó una silla y se sentó, sin dejar de mirarla. Ella, seguía quieta, empuñando su improvisada aunque efectiva arma, y armada de valor y coraje, seguía de pie, impasible. "No puede ser, no es uno de esos hombres, ya habría dado la alarma, además de ser prácticamente imposible encontrarme, quienquiera que esté sentado frente a mí, ya estaba en la taberna cuando yo llegué".
-Si estás más calmada, podemos hablar.
Sus palabras sonaron firmes y divertidas, femeninas, no era la voz de un hombre. Era una mujer quien estaba sentada frente a ella. Dejó la botella encima de la barra, cerca, por si tenía que alcanzarla para defenderse, y miró a la chica que la estaba observando. "No, sin duda, no es uno de ellos, son una banda de rastreros machistas...".
-¿Hablar de qué?
-De cómo has invadido una propiedad privada y destrozado mi más antigua botella de ron.
KFU
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