
Mis manos temblaron y mi imaginación se paseó por su cuerpo semidesnudo en la oscuridad de la noche. Mis pies se movieron involuntariamente hacia sus cadenas, y mis manos tocaron los eslabones de hierro. Mis ojos se fijaron en ella. Mi boca deseó sus colmillos. Ella clavó en mí una felina mirada y me llamó silenciosamente. Pero en mi mente yo la oía gritarme que me deseaba. Mi cuerpo era incontrolable a la vez que mi mente me decía que no hiciese nada. Que no la desatase. Pero mis manos no respondían. Me dejé hipnotizar por unos ojos salvajes y una sonrisa aparentemente triste. Retrocedí. No debía soltarla. No debía. Pude andar hacia la puerta, paseando mis dedos por sus piernas, y girar el pomo.
"Miaaa.." La oía lamentarse tras de mí.
"Miaaaa...". Cerré la puerta y me di la vuelta. Ella seguía llorando y gimiendo. Le acaricié los pies y le desaté las cadenas. Con las piernas libres, me fui, cerrando tras de mí el portón de la cabaña.
KFU
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