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White·Devil: No entiendo a mis contemporáneos. No entiendo a mis semejantes...

20.4.11

Don perro veloz.



Sentada en el suelo del parque, Lee miraba cómo los perros corrían uno tras otro, ignorando a sus dueños, y tirándose al río. Lee sonreía, porque ella hacía lo mismo, "¡eso les pasa por querer controlar el tiempo!". Y tú seguías observándola sonreír con aquel espectáculo animal. Su pelo largo ondeando sobre sus hombros y bailando con el viento, su risa que se hacía más y más intensa cuando la dueña del perro salía corriendo tras él. La mirabas y te preguntabas cómo era posible, ¿me equivoco?, no entendías cómo una persona podía ser extrovertida y tímida a la vez, cómo podía sonreír siempre pero estar triste. Cómo una persona podía ser tan atípica que resultase típica a ojos ciegos. Y por qué a pesar de ser la persona más madura de todas, actuaba de forma infantil, con esa mirada de "hago-esto-porque-me-lo-has-prohibido". Entonces la viste salir corriendo hacia ti, con la sonrisa más hermosa del mundo, y los brazos abiertos, y tropezó, cayendo de rodillas. Y tú asustado corriste a ella para saber si estaba bien, y tus dudas aumentaron cuando con lágrimas en los ojos y heridas en las rodillas, ella seguía dedicándote la más preciosa de sus sonrisas.
-¿Te has hecho daño?
-Sí -te contestaba ella sin poder parar de reírse.
-Vámonos a casa a curarte esa herida.
Y la cogiste en brazos, como tras una boda, y aunque tu deber sólo fuera cuidar de ella y su salud, no podías evitar sentirte vivo cuando ella te miraba, y te golpeaba suavemente, exigiéndote quedarse a ver el final de "Don perro veloz".
Lee y sus nombres, pensabas, cómo lo haría para pensar esos nombres.

KFU

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