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White·Devil: No entiendo a mis contemporáneos. No entiendo a mis semejantes...

28.2.11

El infierno de los dioses.



Hubo una vez, hace mucho tiempo, antes de que el sol saliese por el este, y el humo no nos dejase ver el cielo. Antes de que hubiese ruedas, armas y asesinos, había entonces una niña.

Esta niña disfrutaba con su gente en un pequeño poblado a la orilla de un río, donde sus aguas benditas regaban sus campos, y daban eterna vida a quienes bebían de ella. Un lugar en el que no era necesario morir, y la vida era un regalo en cada minuto del día.

La vida era simple y sencilla, llena de alegrías, y los cantos de los niños que cogidos de la mano repartían sus sonrisas a lo largo de las calles. Y los más mayores en edad, aunque no en aspecto, reían y bailaban alrededor de las hogueras que en las noches de invierno encendían todos juntos. Una vida en la que el tiempo no parecía pasar, ya que ese concepto no existía. Porque no hacía falta.

Pero un día fueron a aquel poblado soldados con armaduras y plumas, habiendo oído hablar de aquellas sagradas aguas. Y exigiendo la partida de los nativos a otro lugar bajo amenazas de muerte, se desencadenó la más sangrienta de las batallas, haciendo llegar hasta el río la sangre, que al instante de rojo quedó teñida, y el cielo se ennegreció. Los dioses enfurecieron, y decidieron acabar con todo aquel rastro de vida humana en la tierra.

Pero hubo una pequeña luz entre tal tormento. Una niña, la única superviviente del alegre poblado, suplicó a los dioses que saciaran su sed con su alma, y que no todos los humanos tenían que pagar lo que algunos habían hecho. Y los dioses la oyeron. Y viendo la pureza y la objetividad de aquella niña, la condenaron a vagar por el mundo usando su criterio, y haciendo morir a quien ella creyese que debía hacerlo.

Y ella inventó una nueva forma de dar vida. Que os contaré más adelante.

KFU

27.2.11

Consólounasonrisa.



Grace miraba la puerta con cara de poder derribarla de un solo pestañeo. En aquel club, la música seguía, y los presentes aún bailaban. En su cabeza la música se había parado. Y los bailarines seguían mirándola. Y aquel chico volvía a entrar por aquella puerta. E iba hacia ella y le cogía la mano en una reverencia infinita, y sus ojos le decían "¿quieres bailar?".

Grace sacudió esos estúpidos pensamientos de su cabeza. Irremediable e increíblemente, uno de sus caprichos se le había resistido. Y eso no podía ser así.

Se levantó de la silla y el club enmudeció, mientras ella caminaba ante la mirada de los clientes. Los hombres seguían de cerca sus pasos por si tenían una mínima oportunidad. Pero Grace tenía un gusto peculiar. Avanzando hacia el escenario, dejó caer su abrigo, al instante recogido por uno de aquellos hombres. Grace vestía un vestido plateado, que hacía resaltar su pelo rojo. Y movía la cintura y levantaba lentamente las manos, a medida que subía las escaleras. Entonces, con el micro en la mano, comenzó a cantar canciones hermosas de esas que hacen que sientas sus palabras. Entonces los bailarines comenzaron a moverse al ritmo de su voz hermosa y melódica, hasta que en el Boulevard de High Street despuntó el alba.

Él, permanecía sentado en un banco frente al pub. Escuchando de fondo la pálida voz de Grace rompiendo el silencio. Cuando los primeros rayos de luz rasgaron el suelo, las gentes del Boulevard abandonaron sus pubes y en carrozas desaparecieron entre la bruma. Grace salió la última, dejando caer al suelo su copa, y con movimientos suaves, le miró por un segundo que pareció eterno. Y le sonrió de una forma que congelaría el sol. Entonces, una carroza se interpuso entre ellos. Y cuando pasó de largo, Grace ya no estaba.

KFU

16.2.11

Instrucciones para omitir sentimientos.



"Cada uno de nosotros tiene una experiencia diferente del dolor, de hecho es algo completamente subjetivo y por tanto debe ser absolutamente respetado en todas sus manifestaciones. Donde unos no aguantan más, otros apenas sienten."

Ahora he creado mi propio camino hacia el cielo. Para coger al sol y ponerle en el lugar de dios.

Tengo tantos momentos acumulados en la memoria que no han hecho sino doler y maltratar día sí y día también cada paso que he dado, que ahora pregunto el por qué de sentir. "Prefiero sentir dolor a no sentir nada" diréis. Sin embargo a mí el dolor ya me ha roído los huesos.

Diría lo que queréis oír. Si pudiese hacerlo. Si sintiese dichas palabras. Pero todo atisbo de sentimientos que un día fueron leales a quienes los provocaron, hoy están tornándose en hielo y piedra. Y, ¿cuál ha sido el hecho que ha desencadenado semejante metamorfosis?, la falta de humanidad, diría también, pero no sería un término exacto. Dado que la humanidad es exactamente como se comporta ahora, yo lo llamaría "falta de animalidad", de seres que de verdad lo son, de quienes siento envidia.

En conclusión a estos pensamientos;
no es mejor quien más tiene, sino quien menos necesita.
Y no es mejor comportamiento el de quien menos quiere, sino el de quien más da.

Renunciando, entonces, a ser y sentir como en su día deseé hacerlo, te dejo con tus ignorantes esfuerzos por aparentar, mientras yo me consumo. Observa y arrepiéntete de lo que has creado.

Porque así me has creado.


KFU

Asco de vida!